Fundido a negro

Como en las buenas películas, y sin necesidad de usar naves Soyuz, así fue el final del vuelo STS-135 del Atlantis.
Imagen NASA

El pasado 21 de julio, el mismo día que hacía 42 años Neil Armstrong pisó por primera vez otro cuerpo celeste, el amanecer en la costa atlántica de Florida veía el regreso del último shuttle. A las 09:57 UTC detenía sus ruedas en la pista número 15 el último transbordador espacial norteamericano. Había completado 200 órbitas durante los 12 días, 18 horas y 28 minutos de estancia en el espacio. El vuelo, de caracter logístico había dejado suministros y repuestos para la Estación Espacial Internacional para un buen espacio de tiempo.
La decisión norteamericana de retirar el shuttle sin tener un sustituto preparado hace que durante al menos los próximos cinco años siguientes, hasta que cuaje una de las alternativas de la industria privada estadounidense para poner hombres en el espacio, los astronautas pasen a ser cosmonautas volando en las naves Soyuz rusas.
Así que lo de fundido al negro, no es por la ausencia de luces del día en el aterrizaje, sino por lo sombría que se avecina la exploración tripulada norteamericana del espacio.

"Misión completada, Houston" radió el comandante Ferguson. "Tras servir al mundo durante 30 años, el Space Shuttle ha ganado su sitio en la historia".

Malos tiempos para la lírica... y para los astronautas.
Placa dejada en el "cockpit" del Atlantis por sus cuatro últimos astronautas. Imagen NASA

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